Como dice un buen amigo mío: «-¡Matilde…, no te lo vas a creer!» Hoy hemos tenido el privilegio de volver a oír a Jorge Pardo en Tarifa. No lo escuchaba en directo desde hace un par de años, un verano, en un concierto memorable con Carles Benavent y Tino diGeraldo: irrepetible. Hoy ha sido, o ha intentado ser en un pequeño local. Y, aunque cueste creerlo, no hemos podido disfrutar de uno de los mejores músicos del país porque la Policía Local de Tarifa no ha dejado terminar la actuación. Han llegado a amenazar con detener a los dueños del local si no detenían la actuación. Flauta (saxo), batería y contrabajo… Ruido insoportable comparado con el que genera el botellón (con el que no me meto, que conste), un bar anexo donde tuvo que intervenir incluso la propia Policía Local la tarde del 24 de diciembre, la Semana Santa, la cabalgata de la Virgen de la Luz, la procesión del Corpus, la de la Inmaculada (o lo que sea, que ya nada es lo que era) o el propio Carnaval (del que el dios Momo me libre de decir nada malo) y contra el que los vecinos no tienen nada que decir. En cambio, la música en directo es harina de otro costal. Allí se han presentado y se lo han cargado. Como dice Millás: hagan algo.
Cosos y cosas 